Apuntes, 16 de noviembre, 2014

En literatura también puede hablarse de puntos cardinales. En ese sentido, el Norte sería lo autobiográfico, el Sur la ficción pura, el Este la poesía y el Oeste la novela tradicional con planteamiento, nudo y desenlace. Con esa brújula en la mano, a partir de esas dos coordenadas estilísticas, ya podemos buscar lo que nos interesa, es decir, ese lugar equidistante de los cuatro puntos. Sí, me refiero a ese espacio emocionante que se encuentra a medio camino entre lo vivido y lo inventado, y que alcanzamos después de estirar la estrofa todo lo posible hasta meter en ella un principio de historia, un argumento mínimo, el destino de algo o de alguien que pueda contarse en ese breve intervalo y que preserve toda la carga lírica, la forma bella que ya tenía cuando sólo era verso.

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