Georges Perec escribió su libro La desaparición sin utilizar en ningún momento la letra e.
Pero una cosa es el virtuosismo y otra la renuncia a estructuras gramaticales que no sólo complican la narración, sino que nos obligan a decir más de lo necesario.
Siguiendo esa pauta, creo que deberíamos hacer literatura sin emplear el subjuntivo. A él recurrimos sobre todo para formular hipótesis o comparaciones, expresiones con las que a menudo pretendemos impresionar al lector y con las que, sin embargo, le aburrimos sin llegar a conmoverle nunca.
Sí, las formas verbales del pretérito, el presente y el futuro de indicativo deberían bastarnos para contar una historia. Tiene que ser suficiente con escribir que»ella vivía» o que «él se fue» o que «ella me necesita» o que «yo te querré siempre».