Apuntes, 20 de noviembre de 2012

Georges Perec escribió su libro La desaparición  sin utilizar en ningún momento la letra e.

Pero una cosa es el virtuosismo y otra la renuncia a estructuras gramaticales que no sólo complican la narración, sino que nos obligan a decir más de lo necesario.

Siguiendo esa pauta, creo que deberíamos hacer literatura sin emplear el subjuntivo. A él recurrimos sobre todo para formular hipótesis o comparaciones, expresiones con las que a menudo pretendemos impresionar al lector y con las que, sin embargo, le aburrimos sin llegar a conmoverle nunca.

Sí, las formas verbales del pretérito, el presente y el futuro de indicativo deberían bastarnos para contar una historia. Tiene que ser suficiente con escribir que»ella vivía» o que «él se fue» o que «ella me necesita» o que «yo te querré siempre».

Artículo de colaboración en el Diario de Noticias de Navarra

Charla-Encuentro con lectores en Larrainzar, Valle de Ulzama

En el programa de radio Así suenan los libros

Apuntes, 5 de noviembre de 2012

En su libro de conversaciones con Richard Burgin, Isaac B. Singer afirma que el ser humano está pobremente dotado de sentidos, pero equipado, en cambio, con una rica paleta de sentimientos.

Creo que en nuestra relación diaria con los demás, el diálogo se establece entre sentimientos antes que entre palabras. Lo que se produce no es en realidad un intercambio de frases, sino un choque entre estados de ánimo. Y lo peor es que sólo un determinado número de combinaciones conduce al éxito de esa comunicación. Tú llegas con el corazón alegre y yo te recibo con una amargura o un humor destructivo del que no eres causante, pero que terminará distorsionando nuestra conversación y haciendo imposible el entendimiento.

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