La frivolidad, la superficialidad en una porción controlada, es una forma eficaz de acercarse a las personas que nos rodean. Sí, a través de ella resulta mucho más fácil la comunicación con el prójimo. Cada vez que hacemos una pregunta infantil o un comentario banal, cuando revelamos un problema nimio y nuestra incapacidad para resolverlo, estamos aproximándonos al interlocutor, se acorta la distancia que nos separa de él.